Ehunmilak 2016
Comenzar diciendo, que se presentaba una carrera
dura, aun presentándose mejores condiciones climatologicas que otras
ediciones. El viaje, perfecto en inmejorable compañía, mi mujer,
gran apoyo.
Según van pasando las horas ya en Beasain,
ciudad comienzo y final de carrera, se van entremezclando sensaciones
muy distintas, unas veces con el ánimo por las nubes y con ganas de
empezar y otras veces hundido y pensando que donde me había metido,
que la idea no era buena y la locura no presentaba bien.




Ya entrando en el corralito ( que chocante ),
corralito, sin duda parece un corral donde entramos esperando la
salida al infierno. Todos evitamos ponernos cerca del arco de salida,
como si así retrasamos el infierno que se nos viene encima. Solo
unos pocos (entre ellos, yo), nos acercamos al limite que marca la
serenidad con la aceleración, y a partir de hay todos detrás como
cual ganado detrás del pastor.
Esos instantes previos a la salida, entre
protocolos, palabras de las autoridades y espera a la llegada de los Élites, esos 15-20 minutos, por lo menos a mí, me pasan muchas cosas
por la cabeza, pero, muchas; horas de entreno, horas de preparativos,
horas lejos de los tuyos, el apoyo de los amigos en las redes o
personalmente, etc.. Y hace que broten de lo más profundo unas
lagrimas que hacen que el cuerpo se relaje un poquito.
Cuando se da la salida y ves las calles llenas,
pero, abarrotadas de personas animándote, cargándote las pilas y al
resto de corredores como tu, emocionados, incluso los élites, sabes
que todo está vendido y un poco más fácil va a ser (si no te pones
a ritmo de los primeros claro), si no duras menos de 2 horas.

Sigo con mi experiencia en esta carrera, que es
cierto que ha marcado un punto de inflexión en mí. Tras ir sumando
kilómetros y ver que físicamente iba muy bien, que animicamente iba también de lujo, todo va unido, y que de tiempos de paso iba aún
mejor de lo que esperaba, todo parecía que sería una buena carrera.
Pero como digo en una carrera tan larga, de tantas horas, es
importantisimo, (consejo), tener previsto los imprevistos.Fueron
varios los factores los que no tuve en cuenta, uno la salida era a
las 18:00 horas de un día que se presentaba en el País Vasco con
mucha niebla a partir de esa hora, que la humedad puede llegar a a
superar el 90%, que incluso cayeron algunas gotas de lluvía, que
durante toda la noche pasamos por zonas altas de bosques,
espectaculares por cierto, en que el agua chorreaba de los arboles.
Así que durante muchas horas fuí empapado de arriba abajo como si,
hubiera estado lloviendo a manta durante horas. Además mucho barro y
charcos, que hicieron que pegara algún resbalon que otro con la
susodicha costillá, suerte que yo caí en barro, otros tuvieron más
mala suerte, como un chaval Portugués que resbaló en una zona de bajada, muy empinada, con muchas piedras redondeadas, super
resbaladizas y que cuando llegué a su altura, estaba el pobre
llorando desconsolado y sin poder levantarse, le dije que no podía
quedarse hay pues sin hacer mucho frío la temperatura estaría en
torno a los 12-14º, no debería estar mucho parado. Le ayude a
levantarse le pregunté si estaba bien, estuve un rato con el hasta
que se recupero y andamos un rato juntos. Cuando ya empezó a ir
mejor lo fui dejando atrás y a través de la oscuridad y la niebla,
le iba gritando que si estaba bien y diciéndole pasos malos que venían, para que llevará precaución. Por cierto después viendo
fotos vi una de meta, en la que entraba él, me alegré mucho.


Aún así salí del 77 y seguí camino, fui aguantando hasta el kilómetro 90, último avituallamiento antes de la subida más larga y más dura de la carrera. Un tramo de unos 19
kilómetros en pleno medio día, para los que vamos a un ritmo de
calle, en el cual se sube más de 1.700 metros de desnivel positivos
en el que el único avituallamiento que hay es en el kilómetro 94,
que solo se trata de una fuente de agua que surge de la pared de la
montaña y que se pasa entre las 13:00 y las 16:00 horas, las peores
de calor. Fué terrible lo que me costó llegar al punto de control
del 96, los pasos que daba no superaba un pié del otro, allí estaba
el control, lo pasé y me cruce con unos voluntarios que bajaban de
vuelta con un chaval Japones que se retiraba y bajaban por donde habíamos subido de vuelta al 90. Me preguntaron como iba, les dije
que fisicamente perfecto pero, no podía dar ni un paso, y que
seguramente tendría que retirarme en el siguiente punto. Me dijeron
, muchachooooo, que queda muchoooo y aquí no se puede subir a por ti, bájate con nosotros. Pero, de los cobardes no se escribe y les
dije que seguía y que varía a ver cuando llegara. A veces es mejor
hacer caso a los que saben, por qué no es que quedara mucho, no,
quedaba un mundo para ir en mis condiciones, pasico a pasico, como
chiquito. Llegando al kilómetro 102, en un puesto médico en lo más
alto de la carrera, había una doctora que me vio llegar y se apiado
de mí, la verdad que gracias a ella pude realizar los 8 kilómetros
siguientes.
En los roces me puso vaselina con unas vendas para que no tocara piel con piel y me aliviaron muchísimo, pero, para los pies ya no había remedio y esos 8 kilómetros se me hicieron eternos, tarde mas de 5 horas en hacerlos y eran todo cuesta abajo. Ya con la idea en mente de retirarme en el siguiente punto, pués no podía andar nada, fui bajando poco a poco, ese tramo me pasaron pues un montón de corredores, todos me peguntaban como vas, y me daba mucha rabia decirles que iba perfecto físicamente pero, que no podía ni dar un paso. Todo en unos parajes de ensueño, rodeado de pastos, con Caballos salvajes, Vacas, Ovejas pastando y con el atardecer al fondo espectacular. Llegando a una explanada de pastos al fondo veo un coche de la Cruz Roja, y digo ole, mi salvación. Cuando voy llegando a ellos a unos 600 metros, veo que arranca da la vuelta y se va, huy, huy, huy, gritando levantando las manos y nada se aleja. En mi mente solo queda la opción de seguir, despacio pero, seguir, los siguientes 3 kilómetros más o menos que hice hasta llegar al punto que tenía la Cruz Roja montado no los comento, los dejo a la imaginación. Cuando llegué los chavales de la C, R, se portaron de lujo, superatentos, en ningún momento me dejaron solo y en todo momento preguntando. Allí en ese punto habían varios corredores retirados, varios con el mismo problema que yo, uno con la rodilla rota de una caída y algún otro por cansancio.
Quiero dar un abrazo enorme a los/las Voluntarios de la Cruz Roja. Y ya desde hay traslado al polideportivo de Beasain, para revisar los pies refrescarme y poner fin a la carrera. Al final lo dicho, entre la humedad, el calor tan alto, las subidas con tanto desnivel así como las bajadas tan empinadas, que en todo momento llevas los pies al limite, pasaron factura, y no pude acabar, pero me vine contento pues las sensaciones fueron buenas y me vine con la sensaciones de que puedo acabar una carrera de 100 Millas.
En los roces me puso vaselina con unas vendas para que no tocara piel con piel y me aliviaron muchísimo, pero, para los pies ya no había remedio y esos 8 kilómetros se me hicieron eternos, tarde mas de 5 horas en hacerlos y eran todo cuesta abajo. Ya con la idea en mente de retirarme en el siguiente punto, pués no podía andar nada, fui bajando poco a poco, ese tramo me pasaron pues un montón de corredores, todos me peguntaban como vas, y me daba mucha rabia decirles que iba perfecto físicamente pero, que no podía ni dar un paso. Todo en unos parajes de ensueño, rodeado de pastos, con Caballos salvajes, Vacas, Ovejas pastando y con el atardecer al fondo espectacular. Llegando a una explanada de pastos al fondo veo un coche de la Cruz Roja, y digo ole, mi salvación. Cuando voy llegando a ellos a unos 600 metros, veo que arranca da la vuelta y se va, huy, huy, huy, gritando levantando las manos y nada se aleja. En mi mente solo queda la opción de seguir, despacio pero, seguir, los siguientes 3 kilómetros más o menos que hice hasta llegar al punto que tenía la Cruz Roja montado no los comento, los dejo a la imaginación. Cuando llegué los chavales de la C, R, se portaron de lujo, superatentos, en ningún momento me dejaron solo y en todo momento preguntando. Allí en ese punto habían varios corredores retirados, varios con el mismo problema que yo, uno con la rodilla rota de una caída y algún otro por cansancio.
Quiero dar un abrazo enorme a los/las Voluntarios de la Cruz Roja. Y ya desde hay traslado al polideportivo de Beasain, para revisar los pies refrescarme y poner fin a la carrera. Al final lo dicho, entre la humedad, el calor tan alto, las subidas con tanto desnivel así como las bajadas tan empinadas, que en todo momento llevas los pies al limite, pasaron factura, y no pude acabar, pero me vine contento pues las sensaciones fueron buenas y me vine con la sensaciones de que puedo acabar una carrera de 100 Millas.
Dar las gracias a mi mujer, pues su apoyo fue
tremendo, siguiéndome, animándome y aguantando todo lo que esto conlleva.
También a mis dos hijos, que cuando me baja el
ánimo me acuerdo de ellos y me sube a tope.
Y a todos los que me habéis dado vuestro apoyo y habéis confiado en mí.
Próximo reto, Ultrapirineus, en septiembre, en
principio no iba a ir pero, los proyectos están para realizarlos,
terminarlos o no, pero, para realizarlos. Pueden salir o no pero si
no lo intentas no sabes si los acabaras y lo que es mas importante,
no los disfrutas.
Cuando
pasa el tiempo, se olvidan de ti, pero, lo que haces
queda
en tu memoría para siempre.
EHUNMILAK,
2016
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